El 20 de diciembre de 1974 fueron asesinadas cerca de la localidad de Soca (Canelones, Uruguay) cinco personas integrantes del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros. Floreal García Larrosa, Héctor Daniel Brum, Graciela Marta Estefanel, María de los Ángeles Corbo de Brum y Mirta Yolanda Hernández, habían sido secuestradas en Buenos Aires el 8 de noviembre de 1974 durante un festejo familiar y trasladadas en forma clandestina en el marco de la coordinación represiva entre servicios de inteligencia y policías argentinos y uruguayos.
En ese secuestro, Amaral, el pequeño hijo del matrimonio compuesto por Floreal García y Mirta Hernández, desapareció y fue apropiado por una familia vinculada a la policía argentina.
El asesinato de los militantes fue un operativo que buscaba infundir un mensaje de temor y advertencia, con información que presentaba la acción como realizada por un comando ultraderechista que tomó represalia por el asesinato en París del militar uruguayo Ramón Trabal, agregado militar de la Embajada uruguaya en París en ese momento, y quien había sido jefe del Servicio de Información de Defensa (SID).